como se llama el perro de tres cabezas

Descubre a Cerbero el famoso perro de tres cabezas de la mitología griega

Según la antigua mitología griega, Cerbero (cuyo nombre en griego es Κέρβερος Kérberos) era un "demonio del pozo" y también conocido como Can Cerbero o Cancerbero. Este ser imponente era el guardián del inframundo y pertenecía al dios Hades. Según la tradición más conocida, Cerbero era representado como un monstruo con tres cabezas, llamadas Veltesta (cabeza izquierda), Tretesta (cabeza central) y Drittesta (cabeza derecha). Sin embargo, de acuerdo a la versión de Hesíodo, este temible perro tenía cincuenta cabezas y su cola era una serpiente en lugar de un simple apéndice canino.

El can trifauce que protegía el submundo

El significado original del nombre "Cerbero" proviene del griego y se traduce literalmente como "demonio del pozo". Así que es fácil imaginar que este ser mitológico era temido en la antigüedad. Se decía que era el perro de Hades, el dios que gobernaba el inframundo en la mitología griega, y que su función era guardar las puertas del más allá. En la mayoría de las leyendas se le describe como un perro de tres cabezas con una cola de serpiente y una apariencia gigantesca, aterradora para aquellos que se atrevieran a verlo. Incluso hay algunas historias que lo representan como una quimera aún más terrorífica.

Su tarea principal era asegurarse de que los muertos no pudieran escapar del inframundo, pero también evitaba que los vivos se aventuraran en el infierno griego. Aunque muchos creen que la leyenda del perro guardián del inframundo proviene de la cultura griega, hay evidencia de que civilizaciones anteriores también tenían mitos similares. Sin embargo, fue gracias a la influencia de la civilización y cultura griega que este mito se mantuvo vivo, siendo atribuido en gran medida a la época helenística. ¿Listo para conocer más sobre Cerbero?

Los antiguos escritores coincidían en que Cerbero tenía tres terribles cabezas con nombres específicos: Veltesta (cabeza izquierda), Tretesta (cabeza central) y Drittesta (cabeza derecha). Sin embargo, otras versiones señalan que el perro del infierno tenía más de tres cabezas. Hesíodo, un autor griego de la antigüedad, mencionaba que tenía 50 cabezas aterradoras, mientras que Píndaro, otro gran escritor de la Grecia Antigua, lo describía con 100 cabezas. A pesar de estas diferencias, la tradición griega mantuvo la imagen del perro de tres cabezas como la más popular y difundida.

El triunfo de Heracles Cerbero rescatado de los abismos del Inframundo

El último de los doce trabajos de Heracles fue capturar a Cerbero. Para ello, viajó primero a Eleusis, donde fue iniciado en los misterios eleusinos. De esta forma aprendió cómo adentrarse y salir con vida del Hades. Esto solo fue posible después de haber sido purificado por haber matado a los centauros. Una vez iniciado, Heracles encontró la entrada al inframundo en Ténaro. Fue acompañado en esta tarea por Atenea y Hermes. Tuvo la suerte de ser conducido por Caronte a través del Aqueronte gracias a la insistencia de Hermes y la intimidación de Heracles.

Durante su estancia en el inframundo, Heracles liberó a Teseo, pero cuando intentó hacer lo mismo con Pirítoo, la tierra tembló y tuvo que renunciar a su rescate. Ambos habían sido encarcelados por intentar secuestrar a Perséfone, quien los había sujetado mágicamente a unos tronos de piedra. Las fuerzas sobrenaturales eran tan poderosas que, al tratar de soltar a Teseo, Heracles solo logró arrancarle parte de sus caderas, explicando así el por qué de las caderas delgadas de los atenienses.

Existen varias versiones sobre cómo Heracles logró llevarse a Cerbero del Hades. En algunas, simplemente pidió permiso al dios Hades y este accedió con la única condición de que no dañase al perro. Sin embargo, en otras versiones, Heracles le dispara una flecha a Hades. En ambos casos, Heracles logra salir del inframundo con el fiero perro a su lado, pasando por la cueva Aquerusia. Hay quienes cuentan que Heracles enfrentó a Cerbero en una brutal lucha y logró arrastrarlo fuera del Hades. Pero hay también quienes aseguran que Heracles trató con bondad al perro y este, al sentirse amado por primera vez, lo acompañó afuera de forma sumisa y dócil.

Las Entradas al Reino de los Muertos Dónde se Encuentran

Antiguamente, como en el presente, el ser humano ha experimentado miedo ante la muerte y los posibles horrores que lo esperan en la otra vida. Por ello, aquellos que tuvieron el valor de adentrarse en el inframundo eran considerados como verdaderos héroes. Descender al reino de Hades no era tarea fácil, ya que se debía encontrar y atravesar las famosas puertas que conducían allí. Pero, ¿dónde se ubicaba realmente la entrada al inframundo?

Tanto en la mitología griega como en la romana, se mencionan diversos lugares como posibles ubicaciones de las puertas del inframundo. Uno de ellos, muy destacado, se encontraba en la ciudad de Cumas, en los Campos Flégreos del sur de Italia. En este lugar se hallaba el lago Averno, con una circunferencia de tres kilómetros, que ocupaba el cráter de un volcán extinto. Otro lugar con una fuerte creencia en la existencia de estas puertas era la ciudad de Hierápolis, actualmente conocida como Pamukkale en Turquía. Allí, una cueva recibió el nombre de Plutonio, en honor al dios infernal Plutón, según lo mencionado por el geógrafo griego Estrabón...

Durante muchos años, arqueólogos han estado en la búsqueda del Plutonio de Hierápolis. Finalmente, en el año 2012, un equipo dirigido por Francesco d'Adria, de origen italiano, descubrió una gruta donde yacían cientos de aves muertas debido a los gases tóxicos que emanaban del lugar. Al año siguiente, estos mismos arqueólogos lograron hallar una estatua de 1,5 metros de altura que representaba al temible perro Cerbero. La presencia de esta escultura confirma que, al menos para los habitantes antiguos de Hierápolis, esta cueva era considerada como un pasaje hacia el reino de Hades, custodiado por este aterrador animal...

Trascendiendo las Aguas de la Muerte

Los herrajes de Cerbero, el temible can de Hades, comenzaban más allá de la Laguna Letea, según la mitología griega. Este era el único y irreversible camino que las almas debían recorrer tras exhalar su último aliento en este mundo. Caronte, el barquero de los desalmados , las conducía al más allá, siempre y cuando le pagaran dos monedas doradas, así lo cuenta el Museo del Prado en España. Una vez en el otro lado, el perro infernal solo permitía el paso a aquellos que no desprendieran el aroma de carne viva.

Hesíodo, entre sus multitudinarios relatos de la mitología griega registra que el can infernal poseía cincuenta cavidades craneales.En cambio, otros autores aseguran que contaba con tan solo tres cabezas, las cuales bastaban para mantener fuera a los aventuradores que intentaban explorar el reino de los muertos sin haber dejado de respirar antes.Como guardián del inframundo, el guardián de la morada del dios de los muertos, Cerbero tenía el deber de custodiar los territorios de la Laguna Letea, utilizando su aliento de azufre para mantener alejados a los curiosos.

A lo largo de su lomo, perecían las cabezas de víboras, que a su vez formaban una cola de dragón. Según la leyenda, cualquier persona que intentara huir de las garras del inframundo sería devorado por Cerbero, quien además se encargaba de mantener alejados a los mortales de su dominio en las tenebrosas profundidades. Solo Orfeo, el legendario músico griego, logró engañar al canino infernal con el hipnótico sonido de su mágica gaita.

Atrapado en las entradas de la oscuridad eterna

El perro llamado Cerbero era el guardián del inframundo, el lugar donde los muertos eran juzgados y enviados a su destino eterno. Era una figura temida y respetada, una fuerza imparable que no podía ser vencida por ningún ser mortal.

Cerbero tenía una presencia imponente con sus tres cabezas y su cuerpo de león. En su boca mostraba afilados dientes y sus ojos brillaban con una mirada feroz. Además, su pelaje era oscuro y enredado, reflejando su naturaleza siniestra.

A pesar de ser una criatura monstruosa, también se decía que era fiel y leal a su dueño, el dios del inframundo, Hades. No había nadie que pudiera entrar o salir del inframundo sin antes enfrentarse al feroz guardián.

Se cuenta que cuando alguien intentaba escapar del inframundo, Cerbero rugía tan fuerte que hacía temblar la tierra y el cielo, alertando a Hades de la intrusión. Y nadie quería enfrentarse a la ira de un dios.

Cerbero era una criatura única y poderosa, una figura clave en la mitología griega y un símbolo del inframundo y todo lo que representa. Su famoso retrato en el grabado de 1883 sigue siendo un recordatorio de su importancia en la cultura griega.

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